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Análisis del clásico: actuaciones individuales que dicen mucho sobre el presente de Aldosivi y Alvarado

Quedaron en deuda en la generación de juego y en la definición. Sin embargo, ambos evidenciaron que tienen muy bien resueltos los puestos clave del medio hacia atrás. De ahí que, salvo Laméndola, los mejores hayan sido arqueros, defensores centrales y volantes de contención.

por Sebastián Arana

En una oportunidad, en una charla futbolera, Luis García, exfutbolista y exentrenador de esta ciudad, un sabio del fútbol marplatense, les dijo a quienes lo escuchaban: “Cuando te construís una casa, te hacés primero la cocina, las habitaciones y el baño. En esos ambientes cubrís tus necesidades básicas. Y después viene el living, el garaje, el lavadero, el quincho y todos los chiches que le quieras agregar. Un equipo de fútbol es parecido. Primero te tenés que cubrir. Se empieza por el arco y la defensa, y después viene todo lo demás”.

Los discursos futboleros apuntan usualmente hacia otras direcciones. Difícilmente un entrenador reconozca públicamente que primero intentará que su equipo se proteja bien y que a partir de ciertas seguridades –nunca absolutas, por supuesto- intentará diseñar una estrategia para hacerle daño al oponente. La palabra “protagonismo” no se les cae de la boca, aunque casi todos tienen claro que, como decía el gran “Merengue”, primero se construyen la cocina, el baño y las habitaciones.

Las figuras del clásico del último sábado ratifican que tanto Andrés Yllana como Mauricio Giganti tuvieron éxito en procurarle a sus equipos bases defensivas sólidas para luego pensar en el ataque. Y casi todas ellas repitieron buenas actuaciones.

Del lado de Aldosivi, los hinchas pueden dormir bien con un “1” de los quilates y la experiencia de Jorge Carranza. Volvió a mostrar su presencia tranquilizadora y se impuso en la jugada más peligrosa del partido, tapando el mano a mano ante Luca Franco en el comienzo del segundo tiempo. Reúne todos los requisitos de arquero de equipo importante, siempre atento para responder con acierto aunque sea poco requerido.

El primer central, Gonzalo Soto, volvió a mostrar su confiabilidad y fue impasable cuando lo encararon. Él y Rodrigo González conforman una pareja que tornan muy difícil de vulnerar el costado derecho de la defensa. Esta vez se sumó con un aporte sólido Gonzalo Mottes, el otro marcador central, quien le ganó la mayoría de los duelos a Luca Franco.

En el vértice del triángulo, como si fuera poco, Gonzalo Piñero cumplió una eficaz tarea de contención y equilibrio.

Alvarado, por sus consabidas bajas, no desplegó un gran poder de fuego. El dispositivo defensivo portuense, salvo ocasiones muy esporádicas, lo contuvo hasta con comodidad. Por algo al equipo de Yllana le convirtieron nada más que tres goles en ocho presentaciones.

Del lado de Alvarado, la estructura defensiva estuvo sometida a mayor presión y respondió igual o mejor. Juan Manuel Lungarzo tuvo otra de sus habituales muy buenas actuaciones. Sólido de arriba, respondió con un atajadón al remate al arco más peligroso de Aldosivi, un potente disparo de Alan Sosa que buscaba meterse abajo. El ex Flandria es el último eslabón de una larga cadena de aciertos de un exarquero como Gustavo Gatti a la hora de elegir al “1”. Desde “Panchito” Rago, pasando por Matías Degrá, Emanuel Bilbao y Pedro Fernández, el arco del “Torito” estuvo magníficamente cubierto en los últimos siete años.

Si alguien se metió definitivamente en el corazón de los hinchas de su equipo el último sábado probablemente haya sido Alan Robledo. El capitán de Alvarado tuvo trabajo a destajo y, respaldado por su socio Nicolás Ortiz, lo despejó todo. Como si fuera poco, agrandado con el devenir del partido, se impuso en todos los duelos individuales cuando lo atacaron con pelota al pie. Resultó poco menos que impasable. Vino de días muy difíciles después de una desgracia familiar y mostró una presencia anímica envidiable.

Lo dicho, Nicolás Ortiz una vez más estuvo a la altura, más allá de una temprana imprudencia que pudo hacerle costado claro. Y Lucas Monzón jugó un partido correcto.

A todos los defensores les alivianó un poco la tarea el criterioso patrullaje de Nery Leyes en la zona central. El mediocampista cortó mucho juego y descargó con criterio.

Alvarado fue a lo largo de las ocho primeras fechas un poco más vulnerable que Aldosivi en el fondo. Sin embargo, cuando están en cancha sus defensores centrales titulares, su rendimiento defensivo viene en alza.

Del medio hacia arriba, en cambio, quedaron en deuda. A Nicolás Laméndola, el más hábil y peligroso del partido, le faltó un poco de compañía por el lado de Aldosivi.

Las ausencias de Rambert, Belinetz y Guillermo Sánchez (apareció un ratito, contra todo pronóstico, en el complemento) limitaron sobremanera el caudal ofensivo de Alvarado, reducido a algún fugaz rapto de ingenio de Guido Vadalá.

Aldosivi, como reconoció el propio Yllana en conferencia de prensa, deberá aprender a resolver aquellos partidos en los que más se achican los espacios, casi siempre en Mar del Plata. Y Alvarado necesitará aprender a convivir con las bajas para preocupar a sus enemigos.

Sin embargo, en el histórico clásico del sábado, los dos mostraron que el proceso de construcción de sus equipos comenzó con lógica y cierta cuota de éxito. El devenir del campeonato dirá como siguieron las obras. Y el duelo de la segunda rueda, con las casas bastante más avanzadas, promete ser más interesante.

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